Gabriel Rolón
He asumido hace tiempo que jamás lograré extirpar el dolor de mis
pacientes, porque el dolor es parte constitutiva de la vida.
No importa cuánto alguien se analice, de todos modos sufrirá si
pierde un amor, o si muere un ser querido.
El dolor es inevitable, pero no el padecimiento. Y esa diferencia
es la que hace que cada día vuelva al consultorio.
Sé que tampoco lograré que desaparezca en ellos la sensación,
aunque a veces leve y susurrada, de soledad. Pero es así, pues, como decía
aquella vieja canción, estamos todos solos. En el año 2007 Gabriel Rolón
publicaba Historias de diván, un verdadero fenómeno editorial en el que ponía
en evidencia una manera inédita de transmitir algo tan íntimo como es el
encuentro entre un analista y su paciente, una forma radicalmente distinta de
poner el Psicoanálisis al alcance de cientos de miles de lectores. Hoy, siete
años después de aquel primer trabajo, toma el riesgo de ir un poco más lejos,
hacia una zona en la que quien padece llega a una situación límite.
Por
eso, por estas páginas transitan las adicciones, la discapacidad, el incesto,
la mentira, la culpa, una histeria grave y sufriente, y un amor desmesurado al
borde mismo de la locura. Al final de cada relato, el desarrollo de un concepto
teórico y su articulación con el caso expuesto son una invitación a indagar, ya
no sólo en lo acontecido durante las sesiones, sino también en el marco
conceptual que sostiene la práctica clínica. Lejos está la intención de llevar
esta propuesta a un texto de estudio sobre Psicoanálisis. Se trata mejor de
compartir experiencias vitales, irrepetibles. Momentos sostenidos en la pura
pasión de quien mira al miedo a los ojos para hacer más llevadero un mundo que
duele. Y es ahí, en esa zona entre perturbadora y turbulenta, donde sale al
cruce Historias inconscientes. Como testimonio y a la vez palabra de acción.
Como el libro que confirma definitivamente a Gabriel Rolón entre los autores
más importantes de la última década.
Editorial: Editorial Planeta